sábado, 11 de diciembre de 2010

Something's triggered


Sucedió, sí. Ni puedo ni quero negarlo. Aquella misma tarde nos habíamos dedicado miradas y coemntarios que lo decían todo. Despuñes de una buena película compartida y con lágrimas incluidas, las pizzas y algo de alcohol. Mucho alcohol. Cuesta recordarlo pero todo empezó con un simple juego de cartas en una mesita de comedor, que continuó en un baño a oscuras y terminó en una habitación prestada. Para evitar más detalles, me saltaré esta parte y lo resumiré como algo que había pendiente, algo esperado desde hacía ya mucho tiempo, algo mágico, inolvidable, insustituible... Amaneció mientras seguíamos charlando y explicándonos muchas verdades, abrazados bajo una manta que nos arropaba del frío Diciembre. Entonces esa casa me hizo mayor. Después de tu triple despedida me dejaste descansando sola, sonriente y feliz. Quiero darle, pues, al motivo de mi estado anímico las gracias... Lo echaré mucho de menos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Fading


"Tu y yo, a 10 metros sobre el cielo"

Heartbeat


Te recuerdo sonriente, inquieto, impaciente, vergonzoso. Dubitativo, quizás, ya que las cosas no estaban del todo claras y el temor a fallar nos cortaba un poco. Después de una cena simple y rápida entreamigos, cuatro fotos y un brindis, decidimos afrontar esa noche de verano. Cálido Junio, negra noche dominada por las hogueras a pie de playa y conciertos de todo tipo en la misma arena dorada. Antorchas marcando fronteras y toallas de ébrios espectadores tendidas en el suelo. Tragos largos. Risas flojas. Preguntas tontas. Miradas prohibidas. Largos paseos a solas por la orilla. Pies tímidos que deciden probar el agua fresca se encuentran. Manos temblorosas que se unen. Ojos pequeños que se cierran para imaginar, sentir y dejarse llevar. Noche de besos, abrazos, amigos, familia, risas, llantos, preguntas y cantos. Noche. La noche de las noches, la más corta del año que, sin embargo, para mí, fue eterna.

Seek bromance



Me puse mi gorro, los guantes, abrí el paraguas y salí del portal de puntillas, saltando e intentando no pisar los charcos de agua que habían delante de mi. Mis pasos eran firmes y mi mirada iba dirigida al suelo. Sonaba alguna canción de King of Leon cuando empecé a darme cuenta de que mis botas iban perdiendo su color original y se iban tiñiendo de lluvia. Llegué al semáforo y aproveché para mirar el reloj. Aun quedaban cinco minutos. Parecía imposible pero estaba segura de que, por una vez, llegaría yo antes al punto de encuentro. Y efectivamente, después de haber cruzado la calle me di cuenta de que había conseguido llegar sin resbalar. Saqué otra vez mi móvil para mirar la hora y, en cuanto levanté la mirada, ahí estaba él. Me saludó como de costumbre y me dio un puñado de caramelos azules, tal y como le había pedido. Nos quedamos callados oyendo el ruido que hacían las gotas de lluvia al impactar contra nuestros paraguas azules y, después de un buen rato de silencio, decidimos caminar. Sin darnos cuenta, terminamos donde siempre e hicimos lo de siempre, la lluvia no fue ningún problema. Risas. Bromas. Agua. Una pared azul nos acogió y, cuando me lo preguntó, contesté sin dudarlo aunque le dijera que no sé el significado de esa palabra. Después de insistir durante treinta minutos, como siempre, cedió y me demostró una vez más que un triste jueves de Enero puede llegar a ser un bonito día de invierno.

The reason that I'm laughing


Y entonces fue cuando me preguntó: "¿Me quieres?"

Night is young


Sin buscarte te encontré porque siempre te llevé dentro